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La muerte les sienta bien: tres psicópatas que son un clásico

La figura del psicópata es en el cine una de las más explotadas y taquilleras a la hora de pensar en el suspenso y el terror. Ni qué hablar hoy en que las plataformas buscan en las pulsiones más primitivas de los espectadores el click en continuado.


"Henry, retrato de un asesino"

Hay psicópatas súper actuales, especialmente como personajes de las seriales, que casi con seguridad ya habrás conocido en los catálogos del streaming, porque el marketing de este tipo de figuras no cesa: "Dahmer" (Netflix); "La serpiente" (Netflix) sobre el horripilante Charles Sohraj que robaba y mataba a turistas hippies en los '70; "El destripador de Yorkshire"; y podríamos seguir con una lista larguísima porque es un "temón" del mainstream actual. También en películas: "El ángel de la muerte" o "Ted Bundy: durmiendo con el asesino".


Pero antes que todo este arsenal de productos dedicados al asesinato a sangre fría ya había célebres personajes que engrosan las páginas de la historia cinematográfica con sus prodigiosos homicidios; aventando entre tanto otras varias temáticas que se relacionan con sus actos demoníacos: las relaciones familiares, los traumas de la infancia, la crisis de las grandes sociedades derruidas por la violencia o la soledad del individuo.


En esta nota queremos volver al pasado y hacer resurgir la figura del psico-killer en sus más diversos y estremecedores contrastes. Para eso elegimos tres obras maestras que podés encontrar en internet: "La noche del cazador", de Charles Laughton (1955); "Taxi driver", de Martín Scorsese (1976); y "Henry, retrato de un asesino", de John McNaughton (1986).


El predicador Harry Powell (Robert Mitchum), de "La noche del cazador"; el taxista Travis Bickle (Robert De Niro), de "Taxi driver"; y el introvertido y ex convicto Henry Lucas (Michael Rooker), de "Henry, retrato de un asesino", tienen muy pocas cosas en común, puesto que cada personaje es abordado de modo muy disímil en sus fantasías y accionar. Pero aquellas en las que congenian son estremecedoras y, en los tres casos, están asociadas a la soledad, la marginación, la violencia y la represión; no sólo de estos individuos sino también en el contexto en que se foguean de sus nefastas actividades. En este sentido los tres films se convierten en un retrato palpitante de la sociedad americana de cada una de las épocas en que fueron concebidos.


"Taxi driver"

Si lo ves, ¡corré!

Aunque Hollywood se empecina en denominar psicópata a todo personaje perturbado, que mata a diestra y siniestra con distintos y horrorosos fines, este rasgo no es aplicable a todos los asesinos que circulan por la gran pantalla.


En los tres films que nos toca analizar, sólo uno de estos individuos podría incluirse en el "manual del psicópata clásico" y éste es: Henry Lucas (de "Henry, retrato de un asesino").


Estigmatizar a alguien como psicópata sin conocerlo es bastante apresurado. Existe un listado de características sobre este tipo de personalidades. En líneas muy generales, el psicópata carece de miedo y por ello no puede aprender, no responde al castigo y no hace experiencia de él. La muerte de los padres, las malas relaciones parentales (que es el caso del personaje Henry Lucas) o el haber tenido padres psicópatas o antisociales son algunos de los motivos que alientan la formación de esta personalidad.


El psicópata es un tipo que actúa según ciertas premisas: el fin justifica los medios, es altamente agresivo e impulsivo, necesita satisfacer sus impulsos inmediatamente, no reconoce la autoridad, no tiene culpa, tiene incapacidad de amar, se adapta al medio sólo cuando puede dominarlo, tiene tendencia a enlazarse con niveles bajos socioculturalmente, presenta una ambivalencia entre lo que es y lo que dice ser, tiene incapacidad para establecer relaciones interpersonales, es absolutamente egocéntrico, aprende a evitar situaciones que lo conducen al castigo, durante el estrés tiene muy poca respuesta y retorna a lo normal en poco tiempo.


Todas estas características le sientan como pintadas a Henry Lucas. Él puede masacrar a su víctima y luego ir tranquilamente a comer una hamburguesa con papas fritas. Mata compulsivamente y sin razón, la relación con su amigo Otis (Tom Towles) no está atada al afecto y sus técnicas de asesinato responden a un plan preciso para no ser descubierto.


La estupenda serie "Hannibal" que podés ver en Amazon Prime.

Mientras que, en los otros dos films, las personalidades de los "malos" no responden tan fielmente a esta patología. El predicador Powell (de "La noche del cazador") es un malvado asesino que urde sus crímenes por dinero y Travis Bickle (de "Taxi driver"), si bien es un ser totalmente perturbado, con algunos rasgos psicopáticos, tiene cierta afinidad con su entorno social. Pero hay algo que les cabe a los tres: si se te los encontrás; no lo dudes, ¡corré!


El cazador, casado

El predicador Harry Powell llega a un pueblo sureño buscando la pista de un dinero que quiere sumar a sus arcas. A escasos minutos de comenzado el film el espectador conoce la suciedad de su alma: asesinó 25 mujeres para engrosar la cuenta bancaria. Pero la viuda de un convicto que mató para robar una suma de dinero, Willa Harper (Shelley Winters), y sus dos hijitos, desconocen sus intenciones.


Con este simplísimo conflicto, transitado en cientos de films donde los hombres asesinan a las débiles mujeres por dinero, el actor y por única vez director Charles Laughton engendra una obra maestra del cine con "La noche del cazador" (la podés encontrar completa en Youtube).


No sólo el modo en que enfrenta el relato, anticipatorio para los espectadores y amenazante para los personajes, sino también la belleza de su poética visual aún cuando transita los senderos de la muerte hacen de esta película un bien cultural irremplazable.


Una suerte de mirada primeriza atraviesa el film en toda su extensión y convierte, a la línea discursiva que divide el bien y el mal, en un terreno difuso donde los límites se confunden. Quién es el portador del bien y quién el del mal? Es la gran pregunta que guía estos derroteros cinematográficos.


La extraordinaria concepción de montaje va trazando estos instantes de inusitada anticipación a lo largo de todo el relato.



Como decíamos, el asesino es puesto en contexto. Y en este caso, en la época de la depresión estadounidense, cuando los más castigados fueron los obreros del Sur. Así, el asesinato del marido de Willa encuentra -si cabe la expresión- una justificación en la desesperación por dar un porvenir a sus hijos. Mientras que la viuda sucumbe ante el asesino buscando lo que toda mujer de su tiempo deseaba: una familia en la que la cabeza dominante y el guiador de conductas fuese el hombre.


Con un fuerte planteo moral (en todos sus aspectos) Laughton urde esta película extraordinaria como un perverso cuento de hadas donde la intriga, el suspenso y la mirada de la infancia nos sostienen en vilo hasta el último instante.


Pare, que me quiero bajar

Martin Scorsese revive en "Taxi driver", la recurrencia temática que alienta a sus films. La crisis existencial humana, qué lleva a un hombre a la autodestrucción, o la duda entre el bien y el mal.


Travis Bickle (De Niro) es un ex marine de la época de Vietnam solitario, insomne, obsesionado con erradicar el mal (corporizado en drogas, delincuencia, prostitución) de las calles de New York. Guiado siempre por estas premisas, no puede establecer relación con nadie hasta que conoce a una joven que le parece "no contaminada" por las lacras sociales. Pero ella lo decepciona y él busca su manera de acallar el dolor. Sin embargo, en el camino, se cruza una niña-prostituta que se convertirá finalmente en el objeto a redimir.


Escrita por Paul Schraeder esta fábula devela los escenarios marginales de la ciudad más cosmopolita del mundo y las consecuencias destructivas que tuvo Vietnam en la sociedad estadounidense de los ‘70. Bickle es puesto en esta trama como conejillo de indias que nos va mostrando su alienado proceso interno; no desencajado de la violencia latente que lo rodea, igual a la que existe en su corazón.


La fortaleza de este film descansa en la inserción del personaje, absolutamente perturbado y con fuertes rasgos psicopáticos, en la tradición de los mitos heroicos; aquellos en los que sus paladines se valen también de la violencia para consagrarla al bien común.



Paradójica y profunda, "Taxi driver" posee las mejores características del estilo de su realizador: la fuerza dramática de sus narraciones, la acertada elección de sus guiones y su

mano prolija y depurada para el montaje. A este talento se suma el de De Niro, joven y sin vicios actorales, que encarna a la perfección esta impecable disección psicológica, por capas, de un individuo.


Psicópata de molde

Henry Lee Lucas fue detenido en 1982 y confesó haber cometido más de 600 crímenes a través de las carreteras de Estados Unidos. Sobre esta historia espeluznante y verídica, John McNaughton fraguó su extraordinaria obra realista y de estética esmerada: "Henry, retrato de un asesino".


Esta película centra su enfoque más allá de los asuntos argumentales de la trama. El ojo está puesto en Henry, un psicópata de manual, que con una apariencia normal es capaz de destazar mujeres con la misma frialdad con que encarga una pizza.


La estupenda y sólida mirada del director, y la estructura dramática del film, desbrozan los retorcidos caminos de la psiquis de un hombre para el que la emoción, la piedad o el amor son conceptos desconocidos. Y la cámara (con planos impactantes donde, en ocasiones, se juegan dos versiones sobre la misma realidad) se posa en la intimidad de este ser, en sus actos esenciales y horrorosos, en su forma de urdirlos y concretarlos, en su incapacidad relacional y en los traumas que promovieron la monstruosidad de su alma.



Para tal experiencia, el actor y su interpretación eran imprescindibles. Pues bien, Michael Roocker es prodigioso en su tarea. Crudelísima, esta película se nos impone como el más acabado de los documentos visuales sobre las características psicopáticas que figuran en los manuales de psiquiatría.


Breve y caprichosa guía de matadores

Para quienes deseen tener un cara a cara con un asesino serial y/o psicópata, la industria tiene una oferta suculentamente sangrienta que va mucho más allá de las populares sagas y de aquellas con delirantes demonios que se ensañan con los adolescentes ("Halloween", "Pesadilla", "Scream", etc.). Algunos títulos aquí recomendados son:


  • M, el vampiro (Fritz Lang, 1931)

  • La sombra de una duda (Alfred Hitchcock, 1943)

  • El estrangulador de Boston (Richard Fleisher, 1968)

  • El pájaro de las plumas de cristal (Darío Argento, 1968)

  • The honeymoon killers (Leonard Kastle, 1969)

  • El estrangulador (Richard Fleisher, 1971)

  • Frenesí (Alfred Hitchcock, 1972)

  • Badlans (Terrence Mallick, 1973)

  • El loco de la motosierra (Tobe Hooper, 1974)

  • Los crímenes del clan Manson (Tom Gries, 1976)

  • Noticias escritas con sangre (Philip Borsos, 1985)

  • Cazador de hombres (Michael Mann, 1986)

  • Kalifornia (Dominic Sena, 1994)

  • Clean, shaven (Lodge Kerrigan, 1994)



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